Reflexiones desde Guadalajara

viernes, 26 de marzo de 2010

Vientos de cambio.

Sabía que esto iba pasar.   Lo traté de prolongar lo más que pude, pero en el fondo sabía que tarde o temprano iba a suceder.

Nunca había tenido esta experiencia, y sinceramente es difícil de aceptar.

¡Qué difícil es tener y soportar a un mal jefe! 

He trabajado durante 13 años en una misma empresa.  He tenido excelentes jefes, y otros regulares.   Pero nunca había tenido la experiencia de tener un jefe tan nefasto, con el que chocara en tantos aspectos.

Lo malo de la situación, es que en una discusión con tu jefe, él siempre lleva la sartén por el mango.

He aguantado casi dos años.   Me ha enseñado muchas cosas.   La principal:  que nunca quiero ser como él.

Para mala suerte, es amiguísimo del director. Ni como evitarlo. Así que la opción era clara: o aguantar, o buscar por otro lado.


Mi motivación principal para esperar y ser paciente, era que conociendo a este gerente, normalmente no dura mucho en el mismo puesto.  Es ambicioso y siempre busca su provecho rápido.  Así que mi expectativa era cubrir en un futuro esa gerencia.

Decidí aguantar.  Esfuerzo en vano.

La situación explotó esta semana.  No accedí a realizar unas cosas con mi grupo, como él lo deseaba.  Lo que me pedía no estaba de acuerdo con mi forma de ser y de pensar.  Y esta vez yo no estaba dispuesto a ceder.   Entonces, mejor buscar por otro lado.  Por el momento no me saldré de la organización;  aún creo que la organización es buena, el problema es esta persona.  Afortunadamente la empresa es tan grande que hay muchas opciones para mí.

Voy a extrañar a mi grupo.  Es un grupo excelente, que me ha dado extraordinarios resultados.  Duré años siendo su jefe, y me pesa dejar esta posición.

Pero creo que es más importante mi dignidad e integridad personal.  Y no por servilismo voy a dejar que esta me sea arrebatada.

Dicen que para atrás ni un paso.   Yo esperaba que mi siguiente movimiento volviera a ser ascendente;  pero esta vez no se pudo.  Sin embargo, a veces un paso lateral te permite despejar el panorama.

Siempre he sido una persona de trabajo;  y mi trabajo es el que habla por mí.  Creo que mi grupo y compañeros me respetan, así como buena parte de las personas con las que interactuo.

Me siento orgulloso de lo que he logrado, y de la forma en que lo he hecho.   No tengo nada de que avergonzarme, así que parto orgulloso.

Es difícil salir del círculo de confort donde he estado ya por años;  pero también es importante tener nuevos retos y aprender nuevas cosas.

He vivido la experiencia de tener un mal jefe (el peor que he tenido hasta el momento),  y he sobrevivido laboralmente esta experiencia en forma digna.  Me retiro con la confianza de que mi grupo logró los mejores resultados, de que mi trabajo fue el mejor,  y de que si me tengo que retirar, es porque esta persona no es capaz de trabajar con personas que piensan diferente a él.

Pero tal vez tenga algo que agradecerle... de no  ser por él, difícilmente me movería.  Y la vida es cambio, y el que no cambia y aprende se estanca.

A la larga, Dios sabe por qué hace las cosas.

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